En artículos anteriores, expusimos las diferentes estrategias y técnicas que deben tenerse en cuenta para afrontar de una manera eficaz una situación de bullying, especialmente en los primeros momentos del proceso, siempre y cuando no se haya prolongado excesivamente en el tiempo, en cuyo caso habría que adoptar otras medidas.
También advertimos que estas herramientas sólo serán exitosas en función de la personalidad y carácter propios de cada sujeto o menor acosado, debiendo adaptarlas a cada caso; ya que, del mismo modo que ninguna persona es igual a otra, un menor tampoco lo es. Por ello, no podemos obviar este aspecto y ofrecer así un tratamiento individual y diferenciado.
El contenido de estos artículos lo podéis encontrar en los siguientes enlaces: http://lomber.es/la-defensa-frente-al-bullying-tecnicas-estrategias-comunicacion y http://lomber.es/caracteristicas-elementos-una-defensa-eficaz-frente-al-bullying
Por otro lado, si bien estas técnicas y estrategias son muy válidas y aprovechables frente a casos de acoso físico, ¿qué ocurre en un caso de ciberacoso escolar?, ¿cómo puede defenderse un menor acosado a través de internet?
Hay que tener en cuenta que en un caso de bullying o acoso físico, la víctima puede responder utilizando de forma combinada diferentes recursos: lenguaje verbal, gestual, postural, miradas, las técnicas y estrategias conversacionales basadas en la ironía, sarcasmo, humor positivo, efecto sorpresa, creatividad, etc,…
Sin embargo, en un caso de ciberacoso el menor no dispone de tales elementos y ha de enfrentar la situación más directamente; entonces, la pregunta que nos planteamos resuena con más fuerza, si cabe: ¿cómo puede defenderse un menor acosado a través de internet?
El uso de las herramientas aludidas adquiere especial importancia en estas circunstancias y en el manejo de las nuevas tecnologías, ya que el menor ciberacosado puede utilizar el lenguaje de manera más precisa, con tiempo suficiente para elaborar la respuesta, sin la presión, agillidad y rapidez mental que requiere su utilización ante un acoso tradicional o físico.
Evidentemente, el empleo de estos recursos lingüísticos, como son la ironía, sarcasmo, humor positivo, efecto sorpresa y creatividad, necesita de un previo entrenamiento y práctica metódica, teniendo presente la personalidad del menor para garantizar un resultado exitoso.
Ahora bien, en referencia a un artículo publicado en este mismo blog: http://lomber.es/bullying-y-sus-agresores , partiendo de la base del conocimiento de la psicología del menor agresor, su “modus operandi” y su motivación, es más sencillo transmitir estas reflexiones al menor acosado; de tal manera, que entendiendo el porqué actúa el agresor, le permite al menor acosado reaccionar y adaptar su respuesta a la situación.
Por tanto, ante la cuestión de ¿cómo puede defenderse un menor acosado a través de internet? la respuesta gira en torno a la combinación inteligente y precisa de estas herramientas conversacionales, en base al ensayo de situaciones reales y teniendo en cuenta la personalidad del menor agredido, junto a las técnicas más adecuadas y adaptadas al caso.
En cualquier caso, dependiendo del estado emocional, la duración e intensidad de los ataques recibidos y otras circunstancias, habrá que valorar las medidas a adoptar, evaluando el caso y remitiéndolo a los profesionales competentes ante hechos manifiestamente graves o muy graves.
