El acoso y la violencia en las aulas no es un tema menor, miles de niños y niñas lo sufren en España. Sin embargo, hay un acoso especialmente grave, por sus particularidades específicas y características propias, es el realizado por la orientación sexual de los jóvenes, el acoso a los adolescentes LGTBI
En este sentido, la orientación sexual es la primera causa de los ataques a los menores en los centros educativos, consecuencia de la presión e incomprensión social.
En este sentido, el acoso a los adolescentes LGTBI es muy superior a otras minorías como la etnia gitana, inmigrantes, personas de color o quienes padecen algún tipo de minusvalía. Incluso dentro de este colectivo, el porcentaje de ataques aumenta considerablemente en los transexuales, ya que son víctimas más visibles y se exponen a un mayor riesgo, acrecentándose la marginalidad y la soledad que sufren en las aulas.
Las formas de acoso clásicas se manifiestan en estos jóvenes con más crueldad y ensañamiento si cabe, agresiones físicas, palizas, humillaciones constantes, desprecio, maltrato psicológico, rechazo, aislamiento, exclusión…, adquieren cotas difíciles de soportar para cualquier ser humano, llevando en última instancia al suicidio de los menores, que no ven otra salida para terminar con su pesadilla.
El joven acosado por homofobia sufre estos ataques más intensamente por varios motivos: en primer lugar, confesar su situación implicaría revelar su condición u orientación sexual, objeto de estas burlas y humillaciones, no asumida por muchos de ellos ya que, en la mayor parte de los casos, se encuentran en pleno desarrollo de su proceso de identidad LGTBI; en segundo lugar, carecen de referentes de ayuda en los que apoyarse, sentirse identificados y escuchados, ya que no cuentan, generalmente, con la comprensión y complicidad de la familia; básicamente, por ser éstas abiertamente en contra del colectivo LGTBI o, por el contrario, reacias a hablar de las relaciones sentimentales/sexuales, lo que dificulta enormemente que los menores “salgan del armario”
En definitiva, el acoso a los adolescentes LGTBI es especialmente grave para quienes lo sufren, aumentando su vulnerabilidad, fundamentalmente por su aislamiento emocional, ya que no suelen contar con los apoyos para desahogarse y manifestar su malestar.
Todo este sufrimiento y padecimiento constante aumenta considerablemente cuando las conductas de acoso continúan en internet y las redes sociales, haciéndose más virales y destructivas; pero, en cualquier caso, esto será objeto de otro artículo, ya que merece una especial reflexión.