Cuando hablamos de acoso en términos generales estamos hablando de todas las formas de agresividad contra un individuo o grupo poblacional específico, actitudes agresivas, intencionadas y repetitivas que suceden sin un motivo evidente y son adoptadas por uno o más individuos contra otro u otros.
Trasladado al mundo de nuestros menores concretamente al ámbito escolar, este tipo de acoso se conoce como bullying o acoso escolar. Nuestros menores, por norma general carecen de elementos indispensables para hacer frente a las conductas de acoso escolar como por ejemplo una autoestima consolidada o estrategias resolutivas para frenar los iniciales ataques del agresor que posteriormente instauran el acoso como tal.
Por tanto, ¿ que tipo de factores debemos trabajar con nuestros menores? ¿ cuáles son los elementos que debemos transmitir a nuestros menores en un taller para la prevención del bullying?
Es importante este tipo de formaciones en edades tempranas centrándonos en los siguientes aspectos:
- Identificación de las emociones para una adecuada gestión de las mismas.
- Fomento de la autoestima de nuestros menores en situaciones que puedan originarse conflictos. Algunos aspectos como la autoconfianza y la autocrítica son indispensables para la construcción de una autoestima sana.
- Herramientas de resolución de conflictos basadas en los estilos: sumiso, agresivo y asertivo. Es interesante que nuestros chavales sepan las consecuencias que puedan surgir de la aplicación de los diferentes estilos existentes.
- Transmisión de actitudes y valores como la empatía, la tolerancia y el respeto.
- Los comportamientos de los diferentes roles que aparecen en una situación de bullying. Debemos explicar la forma de proceder del agresor y los espectadores ya que este tipo de conductas no se hace de manera aleatoria.
- Estrategias para neutralizar los diferentes ataques “sutiles” y evitar que el acoso se instaure. En este punto, es indispensable que los menores manifiesten una autoestima sana basada en la seguridad y autoconfianza.