Vivimos en la era de las nuevas tecnologías, una revolución en todos los ámbitos de nuestra vida. Numerosas aplicaciones como las redes sociales o aplicaciones de mensajería, reinan nuestra manera de procesar la información, de relacionarnos, de establecer un sinfin de contactos tanto a nivel profesional como personal.
No obstante, para algunos, las redes sociales son una herramienta que les permite desarrollar su trabajo de una manera eficaz y alcanzar objetivos que de otra manera hubiera sido imposible. Sin embargo, en el ámbito familiar los padres sienten numerosas emociones de impotencia, incertidumbre y preocupación a causa de que las redes sociales se convierten en la herramienta clave de comunicación de sus hijos. ” ¿ Qué les ven a las redes sociales?” “¿ Por qué tanto enganche?” “¿ Cómo afectan este tipo de medios en los menores? Son numerosas las preguntas que nos invitan a reflexionar tanto a los padres como a los profesionales.
En consulta de diferentes profesionales de la psicología se presentan numerosos padres preguntando si las nuevas tecnologías son buenas o malas. Aunque cada profesional tenga su estilo de trabajar, la respuesta suele coincidir : depende del uso que se le den a las diferentes aplicaciones que ofrecen las nuevas tecnologías, se pueden obtener tanto resultados beneficiosos como resultados perjudiciales. En el caso de los menores, si el uso de las redes sociales es controlado y adecuado los resultados son positivos: facilitan la socialización, potencian el aprendizaje académico debido a la estimulación de las capacidades intelectuales y cognitivas además de proporcionar nuevas actividades de diversión. No obstante, si las redes sociales se utilizan de una manera inadecuada y sin control, los resultados pueden ser muy diferentes: se pueden generar conductas adictivas reflejadas en comportamientos de aislamiento, cambios bruscos de humor o ansiedad, aumentan la exposición del menor a contenidos violentos o de índole sexual o también ser víctimas de las nuevas formas de acoso: ciberbullying, grooming, sexting etc.
De esta manera, el trabajo conjunto entre los padres, profesores y profesionales es fundamental para la transmisión de valores y educación “tecnológica” con el objetivo de que los menores desarrollen hábitos saludables en cuanto uso de las nuevas tecnologías, concretamente de las redes sociales y aplicaciones de mensajería ya que son los elementos que emplean para comunicarse.
