La palabra “depresión” aparece en numerosos medios en los cuáles no se aclara con detalle y genera confusión. En ocasiones, se puede emplear este término de una manera muy liviana para referirnos a una persona que siente tristeza ante la pérdida de alguien o algo que es importante y valioso para ella. Otras veces, se puede minimizar las consecuencias afectivas derivadas de emociones que no están siendo gestionadas adecuadamente. Sea como sea, el objetivo de este artículo es aclarar “qué significa tener depresión” y conocer los síntomas que pueden aparecer en la etapa infantil.
La depresión también pueden sufrirla nuestros menores con una sintomatología diferente que tenemos que tener en cuenta para realizar un detección precoz. La depresión en la infancia viene acompañada además de la tristeza, de una serie de síntomas en los niños como cambios bruscos de humor, rabietas sin causas justificadas, alto nivel de ansiedad, e incluso conductas agresivas cuyo origen es un tristeza desbordada.
La depresión infantil es un desorden caracterizado por una alteración en el estado de ánimo acompañado de un comportamiento a nivel escolar, en el hogar, en las redes sociales del niño y que incapacita el desarrollo rutinario del menor generando un elevado nivel de malestar. Hay que distinguir cuando hay una depresión y cuándo el niño solamente está triste, porque muchas veces los niños al igual que los adultos, sienten tristeza. Pero eso no significa que estén deprimidos.
Para realizar un detallado análisis de los síntomas de la depresión infantil nos centramos en los criterios establecidos por el CIE-10 para su diagnóstico.
La duración del episodio depresivo debe ser como mínimo de dos semanas y no estar relacionado con el consumo de ninguna sustancia.
1.Presencia de dos de los siguientes síntomas:
-Humor depresivo: los niños y adolescentes, pueden presentar un estado de ánimo deprimido o irritable. Los más pequeños, además, al no tener la capacidad para expresar lo que les pasa, son frecuentes las quejas y molestias físicas con falta de detalles. También muestran una expresión facial triste acompañada de una escasa comunicación visual. El ánimo irritable se puede manifestar con una conducta agresiva o acciones que demuestren hostilidad o cólera. En los adolescentes mayores los trastornos de ánimo pueden tener síntomas parecidos a los de los adultos.
-Pérdida de interés hacia el entorno, o incapacidad para disfrutar con el juego o con las actividades escolares. Puede haber una disminución de las actividades de ocio que le resultan atractivas o interesantes.
-Falta de energía: no juega, rechaza ir al colegio, en casa se le ve desanimado, no habla, manifiestas actitudes de apatía.
2.Presencia de uno o más de los siguientes síntomas:
-Pérdida de confianza y autoestima, y sentimientos de inferioridad.
-Reproches: en los niños se refleja mediante una auto-desvalorización excesiva o inapropiada.
-Ideas o intentos autodestructivos: en los niños y adolescentes se observan acciones en las que corre riesgos de forma repetitiva que pueden llevarlo al terreno del juego.
-Incapacidad para concentrarse o tomar decisiones, que en el caso de los niños se traduce en conductas disfuncionales o influencia negativa en su rendimiento académico.
-Actividad psicomotriz agitada o inhibida: pueden tener comportamientos polarizados, desde una hiperactividad hasta ausencia de conductas determinadas.
-Alteraciones del sueño: es frecuente que se puedan desarrollar trastornos de sueño como insomnio o ganas excesivas de dormir.
-Variaciones de peso: en los niños es frecuente el aumento de forma considerable.
-Quejas somáticas que se traducen en dolores de cabeza, dolores estomacales etc. Este criterio es muy frecuente en niños.
Teniendo en cuenta la sintomatología de la depresión, podremos observar e intervenir de manera temprana para reducir el impacto emocional de este trastorno en todos los ámbitos del menor.