Existen numerosas variables que pueden convertirse en factores de protección y/o en factores de riesgo para que se produzca una situación de acoso escolar. Algunas de las variables más estudiadas tanto en el menor agresor como en el menor víctima son: el perfil de personalidad, cómo es fisicamente, el estilo de afrontamiento de los conflictos etc.
En este artículo nos centraremos en como puede influir la inteligencia en situaciones de acoso escolar. Podemos visualizar esta relación en menores con altas capacidades. En un artículo publicado en la web “En el mundo del superdotado” se expresa la preocupación de muchos padres por la discriminación que sufren sus hijos que poseen una inteligencia elevada a la habitual. Comentan que se esfuerzan muchísimo para ser aceptados en el colegio, incluso llevando caramelos para todos sus compañeros. Si además son tímidos e inseguros, se convierten en víctimas potenciales del acoso escolar.
También los niños con discapacidades, tanto físicas como de desarrollo, intelectuales, emocionales o sensoriales, tienen mayor riesgo de ser acosados. Una cantidad indeterminada de factores (vulnerabilidad física, desafíos de habilidades sociales o entornos intolerantes) pueden aumentar el riesgo de sufrir acoso escolar.
Por tanto, la inteligencia en si misma no es un factor determinante del acoso escolar. Es el nivel de inteligencia que se puede convertir en un rasgo diferenciador que el agresor puede detectar y aprovechar para tantear de que manera le afecta a la víctima sus ataques relacionados con su nivel intelectual.
Por este motivo, es necesario potenciar las habilidades de protección en los menores con este tipo de características para poder neutralizar los ataques que pueden instaurar el acoso.
Un punto a favor del sistema educativo actual es que permite la inclusión y la integración de menores con diferentes niveles intelectuales favoreciendo la educación en valores como el respeto, la empatía y la cooperación.
