El bullying o acoso escolar es un hostigamiento constante al que se ven sometidos niños, jóvenes y adolescentes durante su etapa educativa o escolar, manteniéndose en un período prolongado de tiempo, experimentando daños importantes y efectos muy perjudiciales quienes lo padecen.
Lamentablemente, conocemos muy bien la teoría y el concepto, aún más si cabe con las noticias constantes que inundan los medios de comunicación y que, poco a poco, van calando en la sociedad, que reclama ayudas e intervenciones más eficaces.
Sin embargo, la mayor parte de la ciudadanía seguimos pensando que las secuelas y huellas del acoso son transitorias, afectando sólo en el momento escolar y después la víctima lo olvida, pasando página. En absoluto, esto es incorrecto.
Las consecuencias del acoso escolar en la época adulta permanecen, en muchos casos, incluso muchísimo tiempo después de aquellos momentos de su niñez o adolescencia; los recuerdos dolorosos persiguen todavía a sus víctimas, cuyos efectos y señales emocionales les acompañan en una etapa más avanzada de la vida como es la adultez.
En este sentido, un alto porcentaje de adultos que sufrieron bullying no logran olvidar el daño, humillación y maltrato ni tampoco perdonar a sus agresores, menos aún a los alumnos espectadores, que observaban, callaban y no hacían nada por ayudarles.
Estos adultos son propensos a tener una peor salud física y/o mental o a desarrollar problemas emocionales y de comportamiento, adicciones o alcoholismo, que pueden derivar en trastornos psiquiátricos. Aunque el rasgo más común es su dificultad para mantener relaciones personales a largo plazo, tanto de amistad como de pareja, dado su desconfianza y falta de autoestima.
Tales datos han sido aportados por el Estudio de la Universidad of Warwick y del Duke University Medical Center, en Inglaterra y Estados Unidos, respectivamente, ocupando un vacío existente en cuanto a las investigaciones en las consecuencias del acoso escolar en la época adulta.
De esta manera, se cubre un espacio que no se había teniendo en cuenta suficientemente, ya que los análisis efectuados alrededor del acoso escolar se centraban en los daños experimentados en esa etapa o en los pocos años siguientes, olvidando que la víctima no sufre sólo en esos momentos.
Por tanto, con este Estudio la vista se focaliza más adelante, poniendo el énfasis en los efectos a largo plazo del bullying. Los hallazgos obtenidos demuestran que las consecuencias del acoso escolar en la época adulta son más visibles de lo que pensamos, es un problema que impacta gravemente en las personas, afectando a su desarrollo futuro como individuos.
