La importancia de la autonomía en nuestros menores: ¿ Cuáles son los pasos para su desarrollo?

Como reflejamos en el pasado artículo, el fomento de la autonomía tiene una clara importancia positiva a nivel físico, emocional, intelectual y evolutivo de nuestros menores.( http://lomber.es/desarrollo-la-autonomia-los-menores-afecta-nivel-emocional-intelectual-fisico/)

En este artículo abordaremos los pasos concretos que debemos seguir para el desarrollo de la autonomía de una forma específica:

La mayoría de los menores responden adecuadamente  con rutinas. Por ello, la clave será conseguir que los hábitos se conviertan en procesos rutinarios.

De forma general, con una práctica óptima, los hábitos se aprenden cerca de los 20 o 30 días. Además, para conseguir el desarrollo de una rutina hay que llevar a cabo una serie de pautas en el que se trabajen los siguientes aspectos:

1.Definir el comportamiento que debe realizar y preparar el contexto: en este primer punto es muy importante que el adulto realice esa conducta lentamente para que el menor pueda imitar el comportamiento deseado de una manera adecuada. En primer lugar, el adulto lo podrá reproducir mientras que el menor observa atentamente. En segundo lugar, el menor imitará el comportamiento mientras que el adulto lo vuelve a reproducir. Por esta razón, es clave desglosar el comportamiento en pasos concretos y muy bien definidos.

2.La importancia de la práctica para el desarrollo del hábito es fundamental. Al principio, suele ser necesario repetir muchas veces la misma práctica y poder convertir el comportamiento deseado en hábito. Mientras que practica, se puede ir recordando paso a paso las instrucciones con ayuda, además de ir reforzando los progresos que realice por sí mismo/a. Para esa fase, la disposición de tiempo es esencial.

3.Esta etapa se caracteriza por la supervisión una vez que el menor ha conseguido realizar el comportamiento por sí solo. Para ello, es necesario revisar como realiza el comportamiento y la evaluación de los resultados. En el caso de que los resultados no sean los esperados, se debe animar a que siempre se puede mejorar.

4.En esta fase ya sin ningún tipo de ayuda o supervisión, el menor ejecutará el comportamiento de una manera repetitiva y constante, convirtiéndose en el hábito deseado.

No debemos desesperarnos si el menor no desarrolla el hábito los primeros días o incluso las primeras semanas. Tenemos que tener claro que la paciencia, los refuerzos positivos y la supervisión son esenciales para el desarrollo de cualquier hábito sin olvidarnos que en la etapa infantil la toma de consciencia brilla por su ausencia.

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