Las crisis en la etapa infantil: 5 pautas para una gestión adecuada.

La crisis en la etapa infantil y las dudas de los padres.

El desarrollo evolutivo de cada persona lo conforman un conjunto de etapas que conllevan una serie de cambios en diferentes niveles: físico, psicológico e intelectual. Por tanto, es totalmente natural que todos/as los niños y niñas pasen por diferentes crisis produciendo diferentes cambios en sus conductas y generando todo tipo de dudas en los padres respecto a su afrontamiento.

El objetivo de este artículo es ofrecer la información necesaria para entender las diferentes crisis que se pueden presentar en las diferentes etapas madurativas y así obtener pautas para una adecuada gestión.

Etapas evolutivas 

1.De 0 a 18 meses: nuestro bebe necesita de sus progenitores de una manera intensa y dependiente. 

2.Al año y medio El niño y la niña ganan en autonomía, comienzan a moverse y se produce una primera crisis ya que comienza la necesidad de exploración acompañada de la atención constante de sus padres

3.A los 3 años: Se inicia una etapa de grandes cambios tanto intelectuales como físicos y la niña o niño cambia de comportamiento y pasa por una fase de “rebeldía” y rabietas.

4.De los 6 a los 10: Es un periodo tranquilo ya que suele ser la etapa más llevadera en la educación de los niños y niñas.

Las siguientes etapas pertenecen a la temida pre-adolescencia y adolescencia donde se inician los cambios físicos y psicológicos más notorios producidos por las hormonas.

Pautas para facilitar una gestión adecuada de las crisis

A continuación ofrecemos 5 pautas sencillas y generales para poder afrontar las crisis en la etapa infantil.

  1. Entender y aceptar que las crisis forman parte de las etapas evolutivas de nuestros menores y enfocarlo como un aprendizaje.
  2. En casos en los que existan rabietas y llantinas debemos ser cautos en nuestra forma de proceder y comprender que con estas conductas, nuestros/as niños y niñas buscan una manera de probar su poder. Dicho de otra forma: “si lloro… ¿puedo conseguir que la situación
    cambie?” Se trata de comprobar si pueden controlarnos. Para ello, es importante no ceder ante sus exigencias demostrando en todo momento una actitud firme y relajada y mostrando atención al niño y no a la rabieta. Por este motivo, se pueden aplicar conductas incompatibles con dicha llantina con el objetivo de producir relajación y distracción.
  3. Estimular la comunicación basada en el diálogo y en momentos adecuados alejados de interferencias. Por ello, es muy importante reforzar las conductas positivas como por ejemplo cuando es capaz por si mismo de gestionar la rabieta.
  4.  En situaciones en las cuales nuestro/a  niño/a muestre sentimientos de miedo, se deben aplicar medidas para fomentar su autoestima y autoconfianza a través del contacto físico ( abrazos) y el lenguaje verbal ( “yo se que tu puedes”)
  5. Se recomienda afianzar el vínculo materno y paterno filial a través del juego.

Debemos tener en cuenta que cada menor tendrá que pasar por una serie de cambios con sus diferentes consecuencias y con su estilo personal de afrontamiento. Por este motivo, los referentes como padres y educadores debemos acompañarles en el camino evolutivo que todos alguna vez hemos recorrido.

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