“Los menores y los juegos didácticos a través de las Nuevas Tecnologías”

Cada vez más nos impacta la manera en la que los menores se relacionan con los ordenadores y móviles.  A los adultos especialmente nos sorprende la forma tan sencilla en como aprender a dominar los diferentes dispositivos tecnológicos con una gran variedad de aplicaciones. También es cierto que una característica esencial para la venta de ordenadores y móviles es su manejo sencillo, atractivo y divertido. No obstante, esta situación genera diferentes cuestiones: ¿a qué edad es recomendable la exposición de un menor a las Nuevas Tecnologías? ¿ para qué pueden emplear los menores los ordenadores o los móviles? ¿se puede evitar que los menores accedan a los dispositivos tecnológicos?

Hay que decir que resulta prácticamente imposible evitar que un menor acceda a un móvil o a un ordenador. También es cierto que aunque a adolescentes como a niños les atrae irremediablemente algunos dispositivos tecnológicos, el motivo por el cual se emplean es diferente. Los adolescentes se sienten cómodos compartiendo vídeos y fotos de sus planes en las redes sociales en las que  los amigos realizan un sinfín de comentarios y cliquean “ likes” sin límites. Sin embargo,  los menores entre 3 años y 8 años les llaman la atención aplicaciones para jugar y la visualización de vídeos.

Muchos expertos coincidimos en que las nuevas tecnologías aparte de su función de entretenimiento, tienen una importante labor pedagógica: Tanto niños como adolescentes pueden aprender y desarrollar sus capacidades cognitivas a través de aplicaciones lúdicas.

En función de la etapa en la que se encuentre el menor, los padres deben actuar de una manera concreta. No obstante, el jugar padres e hijos conjuntamente es una buena oportunidad para que todos aprendamos juntos. De esta manera cada uno aportará al otro su fortalezas: los hijos la ilusión, la curiosidad, el manejo de los medios tecnológicos y los padres el juicio, el punto crítico, la lógica de enunciados , el control de tiempos, su duración y frecuencia. De esta manera, no solo desarrollaremos un aprendizaje tecnológico sino que alimentaremos el vínculo entre padres e hijos.

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