Deterioro psicológico en menores víctimas del bullying

Todos sabemos que las consecuencias de conductas cargadas de agresiones, humillaciones y amenazas, entre otras, que son repetidas de una manera constante y repetitiva, afectan de una manera atroz a nivel físico y a nivel emocional. También sabemos que las conductas de acoso impactan de forma diferente en función de la persona y de su edad.

No obstante, desde Soluciones Cyberbullying, nos centraremos en las consecuencias sufridas por el menor víctima del bullying a nivel emocional o psicológico.  Para ello, es importante realizarse las siguientes preguntas:

¿Cuáles son los primeros indicios de que un menor puede estar padeciendo acoso escolar?

¿Cómo es el proceso de deterioro a nivel psicológico?

¿Cómo afecta este deterioro a sus otros ámbitos como el académico o el familiar?

¿Qué tipo de pensamientos invaden a un menor que lleva a cabo conductas suicidas?

Para empezar, es necesario decir que cuando percibimos una situación de amenaza, nuestro cerebro activa un mecanismo de defensa que todos conocemos: el estrés. Tanto menores como adultos hemos sentido y sentiremos las sensaciones, pensamientos y emociones que produce el estrés. Un menor que empiece a sufrir de forma puntual agresiones verbales, físicas o ambas, será suficiente para activar las siguiente emoción: el miedo. Esta emoción en una etapa inicial, no causa ningún tipo de daño serio a nivel psicológico. En muchas ocasiones, nuestros menores podrán tener alguna situación de conflicto que se resuelva con el ” no te ajunto” o en los peores casos, tirados en el suelo pero será un hecho puntual en el tiempo. Por tanto, en esta situación no estaremos hablando de bullying.

No obstante, puede ocurrir el caso contrario. Puede ser, que el menor empiece a sufrir de una manera repetitiva y frecuente un conjunto de comportamientos que contengan humillaciones, amenazas, burlas, empujones y patadas por parte del agresor, acompañado de su grupo de observadores que lo refuerzan a través de risas y animaciones. En este caso, nuestro menor víctima ya no sentirá miedo, sino que ese miedo se intensificará transformándose en terror. Si las conductas de acoso no remiten, el terror se convierte en pánico. El menor percibe que no tiene escapatoria, que haga lo que haga va a tener siempre el mismo resultado: golpes, burlas e humillaciones. En este momento, otras emociones invaden al menor: la rabia, la tristeza, la frustración, la culpabilidad, sentimientos de inferioridad, la impotencia…una mezcla explosiva que atenta contra su autoestima destruyéndola por completo.

Todas las emociones descritas anteriormente, tienen un reflejo en el comportamiento del menor: el rechazo a querer ir al colegio, la ansiedad palpable cuando percibe algún estímulo que le recuerda a las agresiones, los ataques de rabia, la desconfianza que siente hacia el grupo de iguales, el aislamiento, el descenso en su rendimiento escolar…Este tipo de comportamientos nos avisan  de que hay una situación de peligro y que se debe intervenir lo antes posible.

Como hemos dicho anteriormente, el menor está padeciendo una situación de acoso que no ha podido resolver. De esta manera, su cuerpo activa el estrés cuyo objetivo principal es superar la amenaza. En los casos más graves, cuando la amenaza no se supera, en incluso se intensifica, se produce el estrés crónico provocando múltiples trastornos físicos como psicológicos.

De esta manera, un menor que padezca un estrés crónico producido por el bullying durante un año puede tener conductas autolesivas o incluso suicidas. Por tanto, el pensamiento principal que puede tener un menor víctima de acoso escolar durante tanto tiempo podría ser: “desaparecer es mi única opción”.

Deterioro psicológico

 

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • Yolanda Cuenca
    11 enero, 2017 2:04 pm

    Y aunque no se llegue a tales extremos, al finalizar la etapa educativa, las consecuencias para la autoestima de las víctimas, como decís, son tan graves que pueden afectar a sus relaciones personales y laborales en un futuro, pudiendo incluso repetirse los patrones en el entorno laboral. Por eso es importante tanto la prevención como detectar a tiempo las señales de acoso escolar y enseñar a los menores estrategias para defenderse y fijar límites para salvaguardar su integridad psicológica. Muy interesante el artículo ¡Gracias por vuestra labor!

    Responder
    • Gracias a ti por tu comentario Yolanda. Estamos totalmente de acuerdo con lo que comentas. El menor que padece acoso en el ámbito escolar tiene consecuencias desastrosas en su autoestima. Es más, si no se interviene de una manera eficaz, es un caldo de cultivo para que en un futuro vuelva a sufrir situaciones de acoso tanto a nivel personal como laboral. Por tanto, el empoderar al menor con técnicas de afrontamiento es fundamental para bloquear cualquier conducta o ataque que se pueda convertir en acoso. Proximamente publicaremos en youtube un vídeo que habla de esta temática. Estás invitada a visualizarlo.

      Un saludo

      Lomber Soluciones Cyberbullying

      Responder

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