“Eres lo que subes, eres lo que cuelgas”. Reflexión sobre el impacto de las Nuevas Tecnologías en nuestras vidas.

Hace unos días de camino al trabajo, en un transporte público, miré detalladamente cada una de las personas que como yo, empezaban un día de rutina. Estudiantes, madres con sus bebes, señores y señoras de mediana edad,  adolescentes con cara de sueño y  un hombre de negocios que agarraba su maletín con fuerza.  Sí, diferentes personas, cada una con su maleta cargada de sueños, preocupaciones, deseos y porque no decirlo, también decepciones y fracasos. Un grupo de personas muy diferentes entre sí pero con un elemento en común: el uso predominante de teléfono móvil, tableta o portátil.

Uno de los adolescentes, acompañado por algunos más, comentaba que “Verónica” había ido de senderismo con su familia y que había subido unas 50 fotos por una famosa red social.  Sus acompañantes, le animaron a que un día fueran a tomar algo o dar una vuelta, pero nuestro protagonista comentó que le había dado a “me gusta” a las 50 fotos. Supongo que “Verónica” se sintió aludida y plena de que todos sus amigos supieran que es lo que hizo, con quién y como se lo pasó.  Por otra parte, una de las madres iba con su hijo de un año aproximadamente, sentado en  sus rodillas, mientras que atendía los mensajes constantes de los grupales de una famosa aplicación de mensajería.  Van a tener razón de que madre solamente hay una.  El hombre de negocios atendía sus asuntos profesionales a través de la tableta, le faltaban manos para agarrar su maletín, eso sí, con fuerza.

Tras observar las anteriores situaciones descritas anteriormente, algunas cuestiones invadieron mi mente: ¿de qué manera se han instaurado las nuevas tecnologías en nuestras vidas? ¿cómo están afectando en nuestras relaciones con los demás? ¿cómo nos influye en nuestro trabajo? ¿cómo nos afecta en nuestra relación de pareja? ¿ y a nuestros menores? ¿ cuál es el impacto a nivel personal?

Es evidente que las nuevas tecnologías han revolucionado nuestra manera de realizar nuestras actividades del día a día.  Mandar un correo a nuestro compañero con un archivo adjunto con información relevante, desempeñar cualquier tipo de trabajo vía online,  pedir la compra, entretener a nuestros hijos a través de aplicaciones de ocio y entretenimiento, conocer y ampliar nuestro grupo de personas e incluso hasta conocer a una posible pareja. Desde la acción más simple hasta la acción más compleja se pueden desempeñar a través del sinfín de aplicaciones y programas que ofrecen las nuevas tecnologías. Es tal el grado de condicionamiento que  se genera entre  nosotros y las nuevas tecnologías que afecta a nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar e incluso me atrevería a expresar que en ocasiones hasta determina nuestro estado de ánimo.

En el ámbito empresarial por ejemplo, las redes sociales se han convertido en un medio excelente para que los profesionales puedan realizar un marketing atractivo y adaptado a las necesidades del usuario.  En este caso, las redes sociales son indispensables para generar una promoción compleja donde se emplean vídeos, imágenes y elementos de diferentes formatos que permiten una gran variedad de ideas, ideas que son fáciles de manipular para conseguir que los productos o servicios generen la necesidad que al fin y al cabo se busca. Por tanto, ¿ qué profesional o empresa no se promociona a través de las redes sociales?

También es interesante saber como las nuevas tecnologías han producido una serie de modificaciones  en el ámbito de ocio y tiempo libre de una persona. Pensamos que los menores, concretamente  los adolescentes, son los que más emplean las redes sociales. Es cierto, que a través de estas redes sociales desempeñan una función básica en el adolescente: la socialización para poder cubrir la necesidad de pertenecer en un grupo. Comentan, expresan sus sentimientos, ejercen comportamientos de seducción a través del “me gusta” y elaboran grupos de iguales para tener la sensación de que encajan y son uno más. No obstante, este tipo de comportamientos también son propios de personas adultas. La necesidad de subir a la red los planes de los fines de semana o de las vacaciones y con quien los realizas es imperiosa. ¿Por qué surgen estos comportamientos? ¿ Por qué surge esa necesidad de compartir?

Nuestros menores tampoco se escapan de las nuevas tecnologías. Todo lo contrario. La famosa frase de “todo niño nace con un pan debajo del brazo” debería ser sustituida por “todo niño nace con un móvil debajo del brazo”.  Con sus manos pequeñas, controlan de una manera admirable cualquier dispositivo.  Esto se debe a que las nuevas tecnologías funcionan de una manera sencilla, intuitiva además de resultar atractivo para los menores. ¿ Qué madre o padre no deja a su niño/a  un móvil para silenciarlo durante un rato?

En cuanto a las relaciones de pareja, independientemente  se trate de parejas adolescentes o de parejas adultas, también se han visto afectadas por dos elementos clave: redes sociales y aplicaciones de mensajería. En muchas ocasiones, he podido escuchar ciertos comentarios o leer en algún artículo que la” culpa” de que se rompan las parejas en la actualidad, son las redes sociales o las aplicaciones de mensajería. Debe ser, que las nuevas tecnologías han desarrollado una nueva forma de inteligencia emocional que es capaz de controlar el estado de cada pareja hasta el punto de poder llevar a cabo una ruptura sentimental.  ¿Qué pareja no ha discutido a través de mensajes? ¿  qué miembro de una pareja  no ha entrado en cólera con el móvil?

Creo que puede resultar fácil identificarse con las situaciones descritas anteriormente. Puede ser que nos haya pasado a nosotros o que conozcamos a alguien que lo haya pasado. Puede ser que conozcamos a algún amigo que haya iniciado un proyecto empresarial y que deba de realizar labores de promoción y difusión a través de las redes sociales para poder dar a conocer sus productos o servicios. También puede ser que observemos como un niño reproduce un vídeo de un móvil mientras que su madre habla por teléfono. Posiblemente veamos en alguna serie como una pareja de adolescentes discuten porque él o ella siente celos de que ciertas amistades hagan clic a “me gusta” en una foto. También puede pasar que en ciertas parejas se puedan someter un control u hostigamiento de un miembro de la pareja hacia al otro miembro. O  también puede ser que seamos nosotros mismos los que sintamos ansiedad, nervios o sentimientos de rabia cuando no contestamos un mensaje o comentario de una manera inmediata y repentina. No pasa nada, son las nuevas tecnologías las que tienen la verdadera culpa.

No obstante, ¿qué podemos hacer nosotros para gestionar el impacto de las nuevas tecnologías? El impacto es devastador. Es una realidad.  No significa que sea negativo ni positivo. Significa que como todo en esta vida, en el punto medio está la virtud o que lo poco gusta y lo mucho cansa. En este caso, es nuestra responsabilidad y solamente en este caso, las nuevas tecnologías no tienen “culpa” de nada.

 

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