Nos movemos en la era de las Nuevas Tecnologías. Su desarrollo y su empleo es tan devastador que nos dictamina cualquier comportamiento que podamos tener tanto a nivel personal como a nivel social. Estudios, investigaciones de las diferentes disciplinas y las propias experiencias nos indican que estos medios tecnológicos empleados de una forma adecuada nos facilita nuestra vida cotidiana, sin embargo empleados con descontrol y sin conocer los riesgos pueden provocar daño psicológico atroz.
Es lo que está ocurriendo actualmente con el fenómeno del ciberacoso. Los ciberagresores aprovechan las ventajas que ofrecen las Nuevas Tecnologías como el anonimato, la suplantación de identidad o la falta de privacidad para humillar, hostigar y anular a la víctima que no puede y no sabe cómo aprovechar la propia red tecnológica para defenderse y bloquear el ataque.
Por este motivo, tanto a los menores como a los propios familiares se les debe formar en el mundo tecnológico, informarles de sus riesgos y sus ventajas. Es interesante poder aplicar un elemento tecnológico para poder afrontar el ciberacoso, que potencie el efecto desinhibido que genera Internet y la habitualidad y familiaridad con que los menores utilizan las nuevas tecnologías, pero, sobre todo, el hecho de que permite salvar las barreras que se generan en una intervención física, lo que implica que pueda decir cosas que de otro modo no lo hubiera hecho presencialmente.
Las nuevas tecnologías pueden ser la solución eficaz y óptima para afrontar el ciberacoso
El bullying a través de las redes sociales, los casos de acoso online y la utilización de todos los medios electrónicos por parte de los acosadores, provoca que el menor afectado sufra este hostigamiento en la Red hasta límites insospechados. Agravado aún más por el anonimato del agresor, el aumento potencial del número de espectadores y la falta de espacios seguros para la víctima.
Las fórmulas empleadas son cada vez más creativas e ingeniosos los métodos utilizados; cualquier cosa vale para conseguir el resultado deseado, aislar y atacar a los menores. Por ello, ante esta persecución que ejercen los ciberagresores se antoja fundamental la actualización de conocimientos y nuevos modelos de intervención que permitan a las familias y profesionales abordar eficazmente este fenómeno.
Es necesaria la ideación de una herramienta que ayude a mostrar las ventajas de las nuevas tecnologías y contribuya, asimismo, a la recuperación eficiente del menor que sufre ciberacoso, trabajando simultáneamente de forma colaborativa. Elemento tecnológico que debería poseer, en todo caso, protocolos de seguridad y encriptamiento, garantizando la privacidad, confidencialidad de la información y protección de los datos personales, no olvidemos que estamos hablando de menores.
Nuevos tiempos requieren nuevas formas y un nuevo lenguaje, los ciberacosadores ya están empleando sus propias estrategias en internet pero… ¿qué estamos haciendo frente a ellos?… ¿qué estamos haciendo por las víctimas?